La crisis derivada de la pandemia, nos enfrentó a una situación en la que nunca imaginamos estar, ha sido un proceso de adaptación y toma de decisiones difíciles, donde nos encontramos cara a cara con una de las pruebas más difíciles que la sociedad actual pudo pasar, pues derivó problemáticas sociales, financieras que como colectividad pasábamos por alto, está de más claro que algunos sectores pusieron el pecho ante esta problemática para que tanto a ti como a mí, no nos faltara, los servicios, la salud y nuestro sustento, el alimento. Sin duda alguna, el campo tuvo la valentía de no rendirse frente a la situación, con la actitud más generosa, lograron abastecer de alimentos y plantas medicinales a la ciudad, la misma vocación que ha demostrado inclusive antes de la pandemia, pero, que ha sido muchas veces invisibilizada por las grandes cadenas, la vulneración de sus derechos y el desconocimiento por parte de los ciudadanos que ignoramos el proceso que existe detrás para que puedas tener alimentos en tu mesa.
Los campesinos luchan día a día por gestar como una madre amorosa, todo lo que pasa por nuestra mesa y nuestra cocina, son meses de esfuerzo dedicados a sus productos agrícolas y son tan solo días en los que los consumimos, es muy triste que a pesar de las problemáticas que derivo la pandemia para todos y generando presuntos sentimientos de empatía y solidaridad , teniendo en cuenta el enorme reconocimiento que deberíamos tener con nuestros campesinos, aun seamos indiferentes de lo que le pasa a nuestro origen, a nuestro campo, pasamos por alto el incumplimiento de las peticiones que realizan, la expropiación de sus tierras para vender a multinacionales, los muchos Tratados de libre comercio que el gobierno firma aun sabiendo la riqueza de nuestros territorios, como dice el dicho popular, “el que calla otorga”, y nosotros otorgamos ese “permiso” no pedido por el gobierno al callar las injusticias hacia nuestro agro, al no adquirir los productos que se derivan de nuestros suelos, apoyando a las grandes empresas y generando más empobrecimiento a nuestros campesinos.
Hemos conocido a lo largo de este proceso de formación muchas historias de pequeños productores, mujeres y hombres que han puesto todo su esfuerzo económico y laboral para salir adelante, para trabajar por la tierra, esa misma que nos ha sustentado a lo largo de la vida y es admirable el trabajo que realizan sin embargo, si nos deja una sensación de ingratitud por su trabajo, pero una gran lección.
Es momento de tomar las riendas como ciudadanía sobre lo que sucede en el campo, no podemos ser ajenos, es nuestro deber conservar ese sector que es nuestro sustento básico, conocer el ciclo de los productos, saber el porqué de sus alzas, las variedades de lo que consumes, las historias de los productores. Recuerda que: “Por lo menos una vez en la vida vas a necesitar a un médico, un abogado, un arquitecto… pero todos los días, tres veces al día vas a necesitar a un agricultor” (Autor desconocido)
Katherin Torres Eraso
Socióloga ParqueSoft Nariño