Enseñar no es lo mismo que educar, enseñar sin comunicar es sembrar sin las semillas y el cuidado adecuado. Por esto es necesario desprendernos de lo que sabemos y asumir que no sabemos nada; ubicarnos en esta posición como maestro y monitor en una clase no es algo malo, más bien es una forma de recibir una experiencia sin prejuicios y con ánimos de heredar un pedacito de ese micro universo que conocemos como el campo.
Hay muchas formas de comunicarse y de enseñar, pero no todas las personas tienen la habilidad de ser empáticas o ser pacientes. Ser docente o monitor o ser productor requiere de experiencia y tacto, experiencia para compartir sus conocimientos o fortalecer desde su trabajo, dejando impacto sobre los demás y tacto para ponerse en los zapatos de las personas que se esfuerzan por venir y participar de estos maravillosos talleres.
Saber entender a los demás es el factor clave para lograr una buena comunicación y además generar confianza. Cuando veamos desanimo o frustración de no saber en las personas, la única forma de llegar hacia ellas es hablar y darle ánimo, saber que tiene muchas capacidades y que puede llegar más lejos. Siendo monitor, aprendí que tener motivación y tacto puede desencadenar en muchas cosas positivas, iniciando por el cambio de temperamento, podemos “levantarnos con el pie izquierdo” y transformar a una sonrisa que puede contagiar a todo el mundo, sin embargo, actuar ante las adversidades de la vida nos pone adelante con nuestras metas y en el compartir experiencias observé muchos cambios, cuando los asistentes al inicio llegaban tímidos a un taller, quedaban callados y a la expectativa de que pasará, pero al transcurrir el tiempo observaba más la amistad, el compañerismo, las risas que nunca faltan, un gran nivel de confianza y ver muchas capacidades que surgen a medida que van interactuando.
Trazar un camino, un sueño, un proyecto y demás, suele ser duro al inicio, porque no se sabe que efectos tendrán después; sin embargo, no estamos solos, entre compañeros, amigos y familia podemos ayudarnos y trabajar en equipo, además es grato ver que entendernos en un mundo de diferencias, tengamos la capacidad de tener tacto, creando conciencia e impacto en los demás. Seamos amigos del conocimiento y ser solidarios, porque todos dependemos de todos y lo que nos hace ser comunidad es tejer lazos como si fuera la lana de la oveja que se trasquila para hacer un gorro o una ruana, o el racimo de plátanos que se cosecha. Entre más universos surjan de nuestras experiencias, cultivamos un ser con más experiencia y consciente de nuestro entorno.
El mundo está en constante cambio, a veces nos olvidamos de muchas cosas y nos encerramos en una pieza de cristal fragmentada, perdiendo toda clase de sensibilidad con los demás, esto pasa cuando nos lleva el egoísmo y la competencia, de tal manera, que vemos con otros ojos, por esta razón debemos reflexionar de lo que hacemos y pensamos. Transformemos lo que nos hace insensibles y tengamos tacto para generar conciencia y conocimiento.
Kevyn Pinto Rodríguez
Sociólogo ParqueSoft Nariño